4/11/08

Es imposible sentir nostalgia de algo que nunca has visto, pero yo la tengo. Siento nostalgia del Mar de Weddell, y me preocupa. Debo asumir que mi vida se encuentra en una fase antártica, de grandes hielos que flotan en una aparente calma. Piso la banquisa y estimo que el grosor del hielo ronda el metro, respiro tranquilo: es como tener mucho dinero en el banco; pero de día en día el grosor mengua, quizá nunca llegue a desaparecer el hielo a mis pies pero la sensación de temporalidad aumenta. Mi fragilidad funciona como la suya. Floto en el Mar de Weddell, frente a mí se abre la Bahía de Gould con su gigantesca Isla Berkner presidiendo el horizonte. Soy una nave amistosa con una tripulación lúcida que toma café; podría pertenecer a una organización noruega que investiga las corrientes marinas y su impacto en la desertización del planeta, podría ser una nave rusa de apoyo a labores oceanográficas. Asumirse como un barco debe ser el principio de algo. Pensemos. Alcanzar la supuesta "mediana edad" es un indicio de andadura, de ruta, un paso del ecuador imaginario, un pararse en mitad del camino y dar un trago de la cantimplora, subirse los calcetines y sonreír con cierta suficiencia: "he llegado, estoy aquí, esta es mi región y mis bastos hielos", podría decir casi cantando como si fuese un pescador. Mi vida se ha trasladado a su polo sur desoyendo las contraindicaciones magnéticas de las que le advertí. Hay un momento en el que las brújulas no sirven de nada, la materia acaba tomando el timón y va exactamente a donde quiere; albedrío molecular, impostura, rebelión a bordo, qué más da. 
Todo esto venía por la nostalgia, ese martillo de caramelo que no se cansa de percutir y percutir. También influye que estamos atravesando noviembre y que me guste perderme en los mapas, dejar que la vista vaya obedeciendo a la gravedad, que los párpados se cansen de hacer de limpiaparabrisas de la mirada y que los ojos acaben sumergidos en el Mar de Weddell como dos niños que se lanzan gritando al agua desde un embarcadero.

No hay comentarios :