12/10/08

Octubre en el parque. La melancolía agujerea a las palomas con su pistola láser. Flash Gordon está tumbado en un banco, borracho; su corazón está mas seco que las hojas que cubren la tierra. Es octubre en el parque y la luz no es la luz que aprendí en mi infancia: es otra que rebota estúpidamente en los edificios y cae derrotada sobre los charcos. Cojo la pala y lleno un cubo de tierra para mi hija. Aparto los periódicos que parecen cadáveres voladores o trozos de pan duro con fotos de glorias pasadas. Octubre en el parque. Insumisión de sentimientos que bajan por el tobogán. Barbarie de insectos que deambulan en torno a la basura como la última cena de su corredor de la muerte. Las palabras salen de las bocas y caen. Los zapatos las apartan porque es octubre en el parque. Flash Gordon se despierta y le da un trago a su cartón de vino, alza la vista y no consigue distinguir su nave. Vistos desde arriba debemos parecer ratones en una urna de laboratorio, con sus columpios y norias, con sus canciones de otoño para tararear en el baño. ¿Dónde estás, amor de mí mismo? Ven a octubre con tu guitarra roja y planta estrellas en el parque. Dile a Lou Reed que traiga su sangría para charlar mientras las nubes pasan; luego iremos al cine y después, despacio, a casa.

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